
Colocado en 1794 por devoción de los padres franciscanos capuchinos, Fray Diego de Cádiz lo bendijo con el nombre de Cristo de las Misericordias y Desagravios, aunque tradicionalmente es conocido como Cristo de los Faroles, al estar rodeado por una verja de hierro y 8 faroles. Atrubuida por algunos estudiosos al escultor cordobés Alonso Gómez de Sandoval y por otros al cantero Juan Navarro. Las decenas de velas, plegarias y flores que siempre hay colocadas a sus pies, hacen de esta imagen una de las mayores expresiones de sentida devoción del pueblo cordobés.
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